17 ago 2007

Más de 500 muertos tras violento terremoto en Perú

Vestigios naturales y arqueológicos sufrieron daños irreparables. Unos 600 presos se fugan de cárcel que colapsó en sur después de sismo.

Lima. AFP, EFE y Reuters. El fuerte terremoto que azotó a Perú dejó más de 500 muertos, aunque las autoridades temen que el balance aumente por los grandes daños causados en varias ciudades del sur del país, donde los equipos de rescate trabajaban ayer en busca de sobrevivientes.

Roberto Ocño, comandante general de Bomberos, dijo que según los reportes que recibe de la región afectada por el sismo hay entre 500 y 510 muertos.

“Los muertos son de casas caídas encima de la gente. En las calles hay muchos fallecidos”, acotó el comandante.

El violento terremoto causó daños irreparables en piezas arqueológicas y monumentos naturales del departamento sureño de Ica, según el Instituto Nacional de Cultura (INC).

Alfredo González Barahona, director regional del INC en Ica, la zona más afectada por el sismo de magnitud 8 en la escala de Richter, declaró que las paredes y las vitrinas de exhibición de los museos de Ica y Paracas colapsaron por el sismo.

Indicó que esto causó daños irreparables en diversas piezas arqueológicas y momias de varias de las culturas más importantes del Perú antiguo, entre ellas Paracas y Nazca, con más de 1.500 años de antigüedad.

El sismo, que tuvo su epicentro en la región de Ica, 145 kilómetros al sudeste de Lima, provocó derrumbes de miles de viviendas y graves daños a por lo menos dos iglesias, así como cortes de energía eléctrica y de comunicaciones, por lo que muchos pobladores durmieron en las calles.

“Seguimos con las labores de rescate, en estos momentos, como hemos confirmado la presencia de gente viva estamos concentrando nuestros esfuerzos acá para rescatarlos”, dijo el comandante del cuerpo de bomberos, Jorge Vera, en Pisco, la ciudad más afectada, según el Gobierno.

El presidente peruano, Alan García, quien viajó a Pisco para entregar ayuda humanitaria, agradeció la solidaridad de gobiernos de América Latina como Brasil, México, Chile, Venezuela y Colombia, que dispusieron el envío de alimentos y algunas medicinas al país.

En tanto, el Ministerio de Comercio y Turismo peruano informó en un comunicado que no se reportaron víctimas fatales de otras nacionalidades ni daños en las zonas turísticas del país.
Decenas de cadáveres permanecían tendidos en la plaza principal de Pisco, mientras familiares de los desaparecidos buscaban a sus parientes entre ellos.

Los heridos del hospital estatal de Pisco, que sufrió rajaduras y daños importantes en su infraestructura, fueron evacuados a un campo deportivo cercano.

“La primera impresión del equipo es que el daño es severo, especialmente en las casas”, dijo el representante de la Cruz Roja en Sudamérica, Giorgio Ferrario.

En tanto en la ciudad de Chincha, también en la región de Ica, el pequeño hospital San José de Chincha tenía numerosos heridos acostados en el suelo, niños y madres durmiendo junto a sus familiares heridos en los rincones del centro médico, que tenía algunas áreas entre escombros.

“Una pared le cayó encima, no hay camas y dicen que no pueden darle una cama hasta que no se le haga la radiografía, pero no hay corriente”, dijo Hernando Rodríguez, junto a su hija herida.

“La pared aplastó a mi mamá mientras yo estaba afuera en el centro de la pista y ahora no sabemos dónde velarla, todas las casas estas destruidas”, agregó entre lágrimas el niño José Flores, cuya pequeña casa de adobe quedó entre escombros tras el sismo.

La carretera Panamericana Sur, que comunica Lima con Ica, se encontraba interrumpida en algunos tramos debido a las grietas producidas por el sismo.

En tanto, las autoridades informaron sobre la fuga de unos 600 presos del penal de Tambo de Mora de Chincha, que colapsó tras el terremoto, mientras otro centro penitenciario en la ciudad de Ica sufrió también la caída de su perímetro, pero allí no se produjeron huidas.

“El penal Tambo de Mora colapsó, es un penal antiguo, está cerca del mar y ayer se cayeron las infraestructuras, lo que provocó que unos 600 internos salgan corriendo, en un momento de pánico”, explicó el vicepresidente del Instituto Nacional Penitenciario, Manuel Aguilar.

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